7 / Serie Golpe 1955 / El Arsenal Naval Azopardo y
el golpe de Estado de 1955
La
destitución de un jefe sospechoso
La
misteriosa aparición de un capitán de navío que supo, mucho antes que Radio
Carve, del levantamiento contra el presidente Perón el 16 de septiembre de
1955, y que puso fin a las indefiniciones navales en las sierras de Azul. La
idea de volar los polvorines para que el arsenal no fuera a parar a manos
enemigas. ¿Ataque aéreo sobre Azul?
Poco antes de emprender la retirada junto
con su familia, el jefe del Arsenal Naval Azopardo capitán de fragata Carlos
Brañas, a las 10 horas del día 19 de septiembre de 1955 convocó a una reunión
de oficiales.
Si bien el expediente –al que tuvo acceso
el autor de estos artículos– no explica qué ocurrió con Brañas en el regimiento
de Azul el día anterior –aunque permaneció más de siete horas–, establece en
parte lo acontecido en la reunión en Azopardo: “El Capitán Brañas entregó la
Jefatura del Arsenal al señor Capitán de Navío Ing. Esp. D. Adolfo E. López,
efectuándose una llamada telefónica al Comando de Operaciones Navales para que
confirmara esta entrega”.
Las rutas de la provincia de Buenos Aires
estaban custodiadas por fuerzas leales o rebeldes, según la zona involucrada.
Inclusive en la región sur se habían producido múltiples voladuras, tanto de
pasos a nivel, como puentes y tramos de carreteras. (En el expediente que hemos
citado en estos artículos, se adjunta un mapa con las voladuras producidas,
detalladamente; Folio 109).
No resultó extraño entonces, ese 19 de
septiembre de 1955, que a las 17 horas se presentara en el Arsenal Azopardo “el
señor Capitán de Corbeta (T) D. Galdino Carminatti, quien no había podido
llegar a su destino, Base Naval de Puerto Belgrano”. Más adelante se revelará
el objetivo de su viaje, a través de otro informe naval de carácter “reservado”.
La toma de Azul
En el Folio
406 se incluyen los acontecimientos del día 20 de septiembre en el Arsenal
Naval Azopardo. “A 1030 horas salió una comisión a Tandil, por haberse
entendido que la Base Aérea de dicho lugar era el origen de los aviones que
bombardearía al Arsenal, más allá del informe sobre aviones detenidos que,
evidentemente, no convenció a nadie.
Desde Azopardo, a las 16 horas “se estableció
ligazón […] con la Base Submarinos de Mar del Plata” y quince minutos después “se
instaló un puesto de observación avanzado sobre la ruta 3 para tener
conocimiento del movimiento de tropas, siendo levantado a 2400 horas por
saberse que hasta esa hora no había novedad en ese sentido, en Chillar”.
(Poco después se tomaría conocimiento de
que por esa ruta circulaba en “condición de rendición” el Regimiento A-2 con rumbo
a sus cuarteles en Azul, y ya reconvertido a las “fuerzas Libertadoras”).
Las horas siguientes fueron determinantes.
Desde el 20 se sabía que era imposible que el peronismo lograra recuperar el
poder. Perón se había refugiado al amparo de la Embajada de Paraguay, como
preludio para su exilio. (El día 23 Lonardi recién asumió provisionalmente la
Presidencia de la Nación. La Marina de Guerra, a través del almirante Rojas, se
aseguró en la vicepresidencia).
El 21 de septiembre de 1955, en el término
de tres horas, muchas cosas se habían definido. Por eso no es extraño que,
mientras desde el Arsenal Azopardo se envió una comisión a Tandil para
registrar los movimientos de la base aérea (10,30 hs.), a las 14 horas “una
comisión de Oficiales encabezada por el señor Segundo Jefe del Arsenal [capitán
Sánchez] salió hacia Azul para hacerse cargo de la Jefatura Militar”. A su vez,
ese día 21, a las 15,15 “regresó la comisión destacada a Tandil” sin mayores
novedades.
El informe producido desde Azopardo, sobre
su participación en el golpe de Estado de 1955, menciona un último detalle
elocuente. El día 22 de septiembre “a 1045 horas aterrizó el helicóptero de la
Marina de Guerra […] a efectos de llevar a la Jefatura de la Base Naval de
Puerto Belgrano una relación de la existencia de munición y explosivos
depositados en el Arsenal”.
Si bien la mayoría de los informes de las
bases navales se extienden hasta el día 23 de septiembre inclusive, con
diversos detalles de su participación en el movimiento luego conocido como
“Revolución Libertadora”, el producido por Azopardo concluye con ese dato de la
hora 10,45 del día 22.
Nada se informa sobre el resto del día y el
subsiguiente, es decir, las horas del “caso” Manuel Chaves, el secretario
general de la CGT Azul ejecutado a tiros por una patrulla naval la noche del 22
de septiembre de 1955.
Destituyen al Jefe
Sin embargo, otro informe del expediente
militar “Secreto” de la Marina de Guerra, contiene datos reveladores.
El documento, esta vez, no se origina en el
Arsenal Naval Azopardo sino en el Comando de Adiestramiento de la Flota de Mar (Folio 381) y, sobre todo, demuestra qué
ocurrió efectivamente con el capitán de fragata Carlos Brañas, en Azul:
“A 0900 horas se presentó el Capitán Carminatti
a quien le cupo una actuación destacadísima; encontrándose con licencia en
Buenos Aires, el día 15 de septiembre por la noche le informaron que el día 16
estallaría el movimiento revolucionario. Esa madrugada consiguió salir de la
ciudad, eludiendo la vigilancia que ya se ejercía en todas las rutas de acceso
y se dirigió al [Arsenal] Naval Azopardo. Allí tomó parte en la preparación de
la defensa del Destacamento y en la destitución de su Jefe el Capitán Brañas.
Estuvieron listos a volar los polvorines para evitar que fuesen tomados por las
fuerzas leales de Tandil y las que enviara el Comando de Operaciones Navales
desde Buenos Aires, para retirar bombas de aviación allí depositadas. Después
de recorrer casi 3.000 kms.[,] muchos de ellos entre las tropas que convergían
para atacar Puerto Belgrano, ocasión en que un Oficial del Ejército le quitó el
arma y un juego de estilográfica y lápiz [sic], se presentó al Comando de
Adiestramiento de la Flota de Mar trayendo importantes novedades para
transmitir al Comandante de la Base de parte del Capitán de Navío Ing. Esp.
López de Azopardo”.
Una historia con final
Recapitulando: el 16 de septiembre de 1955,
Brañas informó a la unidad de Ejército en Azul sobre la situación del Arsenal y
sus disponibilidades. En ese momento el Regimiento A-2 estaba bajo la
influencia del general Molinuevo; es decir, integrando el bando leal al
gobierno de Perón.
La intimidación por parte del coronel Marti
Garro lleva a pensar que había un manto de desconfianza sobre Brañas. ¿Por ese
motivo fue “demorado” más de seis horas, hasta la madrugada, en los cuarteles
de Azul?
Aún más: si se encontraba con licencia
médica, ¿por qué motivo el capitán Brañas reasumió el mando del Arsenal –luego de
delegarlo por un escaso tiempo en su segundo– y fue proclive a entregar las
bombas a Tandil (bando “leal”)?
El día 18, desde el Comando de Operaciones
Navales, se le preguntó al segundo de Azopardo, capitán Gilberto Sánchez, si “era
leal”. Esto es demostrativo, más allá de la respuesta obtenida, que pesaba
sobre Brañas la sospecha de no ser un “libertador”, como el resto de la Armada,
sino leal al gobierno de Perón.
La llegada abrupta del capitán de corbeta
Galdino Carminatti puso fin a la cuestión: la oficialidad no sólo impidió el
retiro de las bombas depositadas en el Arsenal, principalmente con destino a la
base aérea de Tandil, sino que destituyó al jefe Brañas y resolvió, de ser
necesario, la voladura de los polvorines del Arsenal para que las bombas y
explosivos no fuesen a parar a manos de las fuerzas que aún se mantenían leales
a Perón.
Finalmente, no hubo ataque aéreo sobre el
Arsenal de Azul, no hubo polvorines destruidos... El movimiento que derrocó al
gobierno de Perón ganó terreno rápidamente desde el día 20 y, a la par que las
diferentes unidades “leales” fueron cambiando de bando –entre ellos el
Regimiento A-2 asentado en nuestra ciudad–, el sector “libertador” fue
consolidando su posición y su triunfo.
El
expediente militar demuestra que, si bien el Arsenal Azopardo estaba en la
nómina de las unidades consideradas “libertadoras”, su jefe, el capitán de
fragata Carlos A. Braña,s se mantuvo, sino “leal” al gobierno, al menos
“indeciso”, en momentos en que las indefiniciones no se toleraron (ver recuadro
“Exijo…”). Por ese motivo Brañas fue
desplazado de la jefatura del Arsenal Naval Azopardo, unidad que abandonó
raudamente llevándose a su familia, el mediodía del 19 de septiembre de 1955,
con rumbo desconocido.
Publicado: 5/2/2017, Diario El Tiempo, Azul, Argentina.
Treinta días
Es evidente que los
protagonistas de la “Revolución Libertadora” se prepararon para resistir el
tiempo que fuera necesario, aunque los antecedentes revelaban que el cambio de
situación en el país por la vía golpista, tanto en 1930 como en 1943, sólo
había consumido unas pocas horas de acción, aunque sí muchas de preparación. El
17 de septiembre de 1955, el Destructor A.R.A. “Tucumán” fue cargado con 1.700
tiros, y con 1.300 el Destructor A.R.A. “Mendoza”. El día 18, embarcaron víveres
secos para 30 días. (Folio 383 y ss.)
DOCUMENTO
“Exijo una definición ahora mismo”
El Acorazado A.R.A. “Moreno”, el 16 de septiembre de 1955, estaba en inactividad, amarrado en Puerto Belgrano. Iniciado el golpe de Estado, el Comandante de la unidad, capitán de fragata Miguel S. Haurigot, leyó la siguiente proclama, que es importante conocer por los fundamentos que expone (en torno al gobierno peronista y a las motivaciones del movimiento luego denominado “Revolución Libertadora”), así como el carácter inaplazable que contiene:
"Como Comandante me dirijo a Vds. para hacerles conocer la situación que estamos viviendo[:] Fuerzas del Ejército, Marina y Aeronáutica se han sublevado contra las actuales autoridades de país. Esta medida ha sido provocada por la inquietud, temor y descontento que una serie de actos del Gobierno han creado en quienes aprecian que la justicia, la libertad y la decencia son derechos y bienes que corresponden al individuo desde que nace y que ninguna razón justifica renunciar a ello, a menos que se acepte vivir como esclavos.
"Falsea la verdad quien pretende sostener que para gozar de los beneficios de la civilización y del progreso, para gozar del standard de vida que corresponde a nuestro pueblo, por su cultura, laboriosidad y riqueza del país, debemos aceptar sin la menor crítica las medidas gubernamentales, debemos renunciar a decir, escuchar y leer lo que nos plazca, a renunciar en fin a todas las garantías que para el ciudadano establece la Constitución.
"No puede ser que la educación y formación moral de nuestros hijos quede librada al arbitrio del Estado. No debe aceptarse que sentimientos tan caros para el individuo como la religión sean denigrados como recursos políticos para distraer la atención pública y hacer efectivo el contrato petrolero con una Empresa extranjera, que significará ceder como colonia una parte de nuestro territorio. No puede permanecerse indiferente ante la inmoralidad pública. Ya ha llegado a aceptarse que quien se ubica en el gobierno puede amasar una fortuna en la forma más descarada. Que quien aspire a un empleo público debe poner candado a su boca y clausurar su pensamiento.
"Quienes un día han jurado defender a la bandera a costa de su vida no pueden aceptar indiferentes que ésta sea quemada con conocimiento y por disposición de las más altas autoridades para culpar de este acto indigno a los participantes de una manifestación religiosa. Aquí ya no se trata de pretender inmiscuirnos en política; aquí se trata de dejar bien claro si somos hombres de honor; si somos dignos del uniforme que vestimos y si estamos a la altura de todos los héroes que desde chicos nos enseñaron a honrar y cuyos sacrificios y riesgos para que la Patria llegara a ser lo que ellos soñaron siempre, se nos puso como ejemplo.
"Nosotros somos militares, y por ello siempre se nos ha señalado como custodios del honor y la dignidad nacional. Y el honor y la dignidad nacionales desaparecen cuando se prostituye al país y se esclaviza a sus habitantes. Por este mismo motivo, tenemos una responsabilidad ineludible ante nuestros conciudadanos, nuestros hijos y ante Dios para los que en él creen.
"Desde el punto de vista militar este movimiento tiene todo a su favor y sin considerar las demás fuerzas militares que se han plegado, la reflexión justa no puede menos que mostrarnos el éxito final.
"Esta Base [Puerto Belgrano] constituye una fortaleza invencible; disponemos de fuerza de tierra, navales y aéreas; se controlas las poblaciones vecinas y sus organizaciones; se cuenta con el apoyo de grandes núcleos de pobladores próximos dispuestos a prestar toda clase de apoyo; no pueden tenerse ataques por mar o por aire y el aprovisionamiento de todo orden está asegurado. Los buques de la Flota [de Mar] sin que nadie se lo pueda impedir están en condiciones de suspender todo el tráfico marítimo que entra en nuestros puertos y encaminarlos a esta zona poniéndolo a nuestra disposición. Con esta potencialidad la victoria llegará indefectiblemente. No se resolverá hoy, pero el triunfo nos pertenece.
"Les hago todas las reflexiones en la seguridad de que me dirijo a hombres que utilizan correctamente su cabeza para pensar; que poseen un corazón sensible a los más nobles ideales; que desean ser jefes de familias donde la decencia se reconoce como un valor fundamental y aspiran a vivir en un clima de respeto, paz y dignidad.
"Las cartas están sobre la mesa, a quien le falte valor para plegarse al movimiento o no le preocupe el honor de la Marina queda libre para abrirse. Como medida de seguridad será detenido, en lo que a mí compete y mientras esté bajo mi jurisdicción le garantizo de que no será motivo de ningún agravio; pero no puedo asegurarle cuáles serán las medidas finales que adopte la superioridad.
"Exijo de ustedes una definición ahora mismo. Quien no esté de acuerdo que se ponga de pie". (Folio 387 y ss.).
“Exijo una definición ahora mismo”
El Acorazado A.R.A. “Moreno”, el 16 de septiembre de 1955, estaba en inactividad, amarrado en Puerto Belgrano. Iniciado el golpe de Estado, el Comandante de la unidad, capitán de fragata Miguel S. Haurigot, leyó la siguiente proclama, que es importante conocer por los fundamentos que expone (en torno al gobierno peronista y a las motivaciones del movimiento luego denominado “Revolución Libertadora”), así como el carácter inaplazable que contiene:
"Como Comandante me dirijo a Vds. para hacerles conocer la situación que estamos viviendo[:] Fuerzas del Ejército, Marina y Aeronáutica se han sublevado contra las actuales autoridades de país. Esta medida ha sido provocada por la inquietud, temor y descontento que una serie de actos del Gobierno han creado en quienes aprecian que la justicia, la libertad y la decencia son derechos y bienes que corresponden al individuo desde que nace y que ninguna razón justifica renunciar a ello, a menos que se acepte vivir como esclavos.
"Falsea la verdad quien pretende sostener que para gozar de los beneficios de la civilización y del progreso, para gozar del standard de vida que corresponde a nuestro pueblo, por su cultura, laboriosidad y riqueza del país, debemos aceptar sin la menor crítica las medidas gubernamentales, debemos renunciar a decir, escuchar y leer lo que nos plazca, a renunciar en fin a todas las garantías que para el ciudadano establece la Constitución.
"No puede ser que la educación y formación moral de nuestros hijos quede librada al arbitrio del Estado. No debe aceptarse que sentimientos tan caros para el individuo como la religión sean denigrados como recursos políticos para distraer la atención pública y hacer efectivo el contrato petrolero con una Empresa extranjera, que significará ceder como colonia una parte de nuestro territorio. No puede permanecerse indiferente ante la inmoralidad pública. Ya ha llegado a aceptarse que quien se ubica en el gobierno puede amasar una fortuna en la forma más descarada. Que quien aspire a un empleo público debe poner candado a su boca y clausurar su pensamiento.
"Quienes un día han jurado defender a la bandera a costa de su vida no pueden aceptar indiferentes que ésta sea quemada con conocimiento y por disposición de las más altas autoridades para culpar de este acto indigno a los participantes de una manifestación religiosa. Aquí ya no se trata de pretender inmiscuirnos en política; aquí se trata de dejar bien claro si somos hombres de honor; si somos dignos del uniforme que vestimos y si estamos a la altura de todos los héroes que desde chicos nos enseñaron a honrar y cuyos sacrificios y riesgos para que la Patria llegara a ser lo que ellos soñaron siempre, se nos puso como ejemplo.
"Nosotros somos militares, y por ello siempre se nos ha señalado como custodios del honor y la dignidad nacional. Y el honor y la dignidad nacionales desaparecen cuando se prostituye al país y se esclaviza a sus habitantes. Por este mismo motivo, tenemos una responsabilidad ineludible ante nuestros conciudadanos, nuestros hijos y ante Dios para los que en él creen.
"Desde el punto de vista militar este movimiento tiene todo a su favor y sin considerar las demás fuerzas militares que se han plegado, la reflexión justa no puede menos que mostrarnos el éxito final.
"Esta Base [Puerto Belgrano] constituye una fortaleza invencible; disponemos de fuerza de tierra, navales y aéreas; se controlas las poblaciones vecinas y sus organizaciones; se cuenta con el apoyo de grandes núcleos de pobladores próximos dispuestos a prestar toda clase de apoyo; no pueden tenerse ataques por mar o por aire y el aprovisionamiento de todo orden está asegurado. Los buques de la Flota [de Mar] sin que nadie se lo pueda impedir están en condiciones de suspender todo el tráfico marítimo que entra en nuestros puertos y encaminarlos a esta zona poniéndolo a nuestra disposición. Con esta potencialidad la victoria llegará indefectiblemente. No se resolverá hoy, pero el triunfo nos pertenece.
"Les hago todas las reflexiones en la seguridad de que me dirijo a hombres que utilizan correctamente su cabeza para pensar; que poseen un corazón sensible a los más nobles ideales; que desean ser jefes de familias donde la decencia se reconoce como un valor fundamental y aspiran a vivir en un clima de respeto, paz y dignidad.
"Las cartas están sobre la mesa, a quien le falte valor para plegarse al movimiento o no le preocupe el honor de la Marina queda libre para abrirse. Como medida de seguridad será detenido, en lo que a mí compete y mientras esté bajo mi jurisdicción le garantizo de que no será motivo de ningún agravio; pero no puedo asegurarle cuáles serán las medidas finales que adopte la superioridad.
"Exijo de ustedes una definición ahora mismo. Quien no esté de acuerdo que se ponga de pie". (Folio 387 y ss.).